La detección precoz de la hipoacusia en los recién nacidos es recomendada de forma unánime, siempre que sea posible, al tratarse de una enfermedad que cumple todos los requisitos para ser sometida a cribado universal. La intervención terapéutica temprana (apoyo y estimulación, audífonos, implantes cocleares, etc dependiendo del tipo de hipoacusia) llevará a la percepción de sonidos con el consiguiente desarrollo de lenguaje en un niño que, de otra forma, lo tendría retrasado o ausente.
La hipoacusia o pérdida de la capacidad auditiva es un problema que puede presentar cualquier niño en el momento de nacer. Se estima
que en España 5 de cada 1000 recién nacidos padecen hipoacusia en mayor o menor grado. Predisponen a la sordera algunas situaciones, entre otras el nacimiento de forma prematura o niños de muy bajo
peso al nacer; en estos niños el riesgo es mayor, presentando hipoacusia en mayor o menor grado 2 de cada 100 nacidos (20 de cada 1000). Los niños aprenden por imitación de todo lo que perciben: UN
NIÑO QUE NO OYE NO DESARROLLARÁ EL LENGUAJE HABLADO. Si la audición está presente pero no es completamente normal el lenguaje estará retrasado y no será correcto. Mediante la realización de una
sencilla prueba se puede detectar la falta de audición desde los primeros días de vida.
Cuando diagnosticamos un déficit de audición podemos, en la gran mayoría de los casos,
realizar diferentes tratamientos para que el niño perciba los sonidos de forma correcta y desarrolle un lenguaje normal.
Se establecerían tres fases en el proceso de detección precoz de las hipoacusias:
En nuestro centro realizamos las dos primeras fases del proceso, la de SCREENING O CRIBADO (mediante Potenciales Auditivos Automáticos) y la de DIAGNÓSTICO (mediante Potenciales Evocados Auditivos de Tronco Cerebral)